sábado, 12 de septiembre de 2009

El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe



Pablo Picasso: Muchacha ante el espejo

El poema de Pizarnik extraído de “Árbol de Diana” nos muestra como esta autora no solo en el poema citado sino en repetidas ocasiones relaciona su cuerpo con sus escritos. Pizarnik, constantemente lleva su corporalidad al plano del lenguaje.
En el poema nombra el elemento, espejo, el cual aparece como una reflexión acerca del modo del cuerpo de la mujer, su imagen, a partir de la mirada del otro y de sí misma. Es decir que expone como ella constituye su identidad a partir del doble proceso de mirarse y ser mirada, es decir que ella percibe una dualidad entre lo que es ella interiormente y lo que los demás pueden apreciar. En el caso del cuadro de Picasso “Muchacha ante el espejo” ocurre algo similar, Se puede ver como la muchacha al observarse al espejo, se ve de una forma diferente a la que ella es, cambian los colores utilizados por Picasso, ya que en el espejo la gama es mas oscura lo que refleja que esta muchacha se ve triste, opacada y es eso lo que Alejandra supone mostrar en el texto. Ya que uno configura su personalidad a partir de un conjunto de percepciones.

En el poema citado Pizarnik, expresa su temor de ser “dos” ser la que se es y al mismo tiempo alimento de otra-otro que se hace presente a través del espejo.
Esta dualidad que muestra Pizarnik, no es casual, ya que ella fue fuertemente influida por el movimiento Surrealista, y en este tipo de poesía trata mucho el tema.
El poema muestra el temor que le produce la mirada ajena, la percepción del otro, se siente desprotegida e insegura, hasta parece haber perdido la identidad. Picasso también muestra esto, ya que la mujer que se refleja en el espejo no presenta expresión en el rostro así como tampoco se ven los rasgos mas distintivos de su cara como son los ojos que son un elemento muy distintivo de cada persona, se observa como Picasso expone una mujer desfigurada, sin alegría, sino con tristeza y dolor; y es así como se puede pensar la situación de la escritora, con una completa incertidumbre a cerca de quién es, y qué quieren los demás que ella sea.

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